miércoles, 4 de junio de 2014



Karesansui

A veces, solo a veces...
Retirarse no es rendirse,
ni estar en contra es agredir.
Cambiar no es hipocresía
y derrumbar no es destruir.
Estar a solas no es apartarse,
y el silencio no tener qué decir.

Quedarse quieto no es por pereza,
ni cobardía es sobrevivir.
Sumergirse no es ahogarse,
ni retrocedes para huir.
No se desciende trastabillando,
ni el cielo ganas por bien sufrir.

Y las condenas no son eternas,
ni por perdones vas a morir.
A veces, solo a veces...
Hace falta lograr soltarse,
izar las velas, abandonarse,
dejar que fluya,
que el viento cambie,
cerrar los ojos
y enmudecer...


Esta poesía, de la escritora mexicana María Guadalupe Munguía Tiscareño, plasma de manera brillante la condición de la persona que se retira del vértigo del mundo, del ruido abrumador de la vida allá afuera, para sentar las bases de su vida acá adentro…
Cuantas veces en nuestra vida necesitamos recargar las energías interiores, encontrar nuevos y mejores puntos de vista y permitirnos una reparación en todos los planos?
La vorágine impuesta a nuestro ritmo cotidiano asusta a quienes nos ven parando la pelota, entregados sabiamente al devenir de acontecimientos que no podemos ni debemos controlar, aguardando el encuentro con situaciones y relaciones fructíferas en tanto novedosas, que demanden nuevas respuestas activas y no viejas recetas reactivas !!
La necesidad de control obedece a causas internas de cada uno de nosotros. Tomar conciencia de los mecanismos que nos llevan a querer controlar todo aspecto de nuestra vida es una labor intensa, a veces dura, pero siempre gratificante en nuestro trabajo interno, sea éste por la vía de la psicoterapia o cualquier alternativa integradora.
De acuerdo a esto, es muy importante detectar las necesidades actuales que se nos presentan y esto puede implicar una cierta retirada para equilibrar potencialidades, ampliar nuestro panorama frente a nuestros conflictos y resignificar aquellos eventos que han dejado huella en nuestra historia.
Esto constituye un armado paciente de aquellos recursos necesarios para luego, en momentos de necesaria actividad, optimizar los cambios a producir, contando con un mejor respaldo, propio, genuino y sólido, sin apelar a decisiones apresuradas, extemporáneas y pasajeras.
Permitirnos un tiempo de recarga física, emocional y espiritual es un regalo nada menor que podemos hacernos para transitar el muy particular período que media entre el darse cuenta y el hacerse cargo…de nuestra vida.

Lic. Fabián López
MN 53284

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