miércoles, 4 de junio de 2014



EL BY-PASS ESPIRITUAL

A lo largo del camino de la evolución espiritual, las personas transitamos rumbos variados, algunos de ellos de carácter progresivo, y otros con retrocesos y estancamientos, pero todos procesos necesarios y en consonancia con la mencionada evolución.

Dentro de lo que se denomina el paradigma integral – holístico – transpersonal podemos acordar que todo paso dado es pertinente - “ningún copo de nieve cae en lugares equivocados” - y que todo cambio en nuestras vidas conlleva la interrelación entre el cuerpo, la mente (racional y emocional) y el espíritu. Estas líneas de desarrollo, tal como las denomina Ken Wilber, siguen su propio ritmo y manifestación y de ahí las diferencias en los niveles evolutivos de cada una de ellas.
Así, vemos sujetos con un gran desarrollo físico pero con una pobre evolución mental y/o espiritual y también encontramos elevados niveles espirituales asociados a cuerpos y estructuras psíquicas defectuosas.
Esta incongruencia nos lleva a detenernos en un concepto desarrollado por el citado Wilber y también por otros terapeutas holísticos, como John Welwood y Mariana Caplan: El By-pass espiritual.
Estos pensadores nos alertan sobre un fenómeno bastante mas habitual de lo esperable en el que encontramos a individuos muy dedicados al aspecto “espiritual” asistiendo a cursos, talleres, retiros, diversas practicas esotéricas y exotéricas, la religión y los ritos, a veces con la asistencia de sustancias facilitadoras de estados “especiales” de conciencia, y que se definen como buscadores de lo trascendente pero que, a la vez, demuestran grandes carencias en sus estructuras psicológicas y en sus recursos yoicos.
Es un gran engaño pensar que alguien dedicado a lo espiritual no mantenga una conexión saludable con sus otros aspectos, material, mental, relaciones sanas, etc.
Muy por el contrario, las personas que han logrado un elevado nivel de conciencia tienen una profunda conexión con todo lo que lo rodea y sus relaciones son genuinas, ricas y compasivas frente a los demás.
Pero en las personas que han optado por el by-pass espiritual, en tanto atajo en su evolución, podemos percibir la importante distancia que media entre su pretendido estado espiritual y su pobre armado psíquico, devenido en un anclaje deficitario en relación a la realidad que lo circunda.
Al exponer sus primeras teorías, Ken Wilber propone aunar los mejores aportes de los saberes occidentales y orientales, demostrando que la supuesta antinomia de ambos paradigmas es producto de una mirada parcial de los mismos. Con respecto a los objetivos de ambos paradigmas, Wilber declara que, si bien la psicología occidental esta mas enfocada a lograr un ego-yo fuerte y adaptado a la realidad que lo rodea y que la psicología-filosofía oriental denuncia que la realidad consensuada es solo una ilusión (samsara) y por lo tanto se busca la “muerte” del yo-ego, es necesario reconocer un orden en la evolución recorriendo primero un camino de sanidad psicológica para luego trascender ese estado (una vez saneado) y progresar en los aspectos espirituales.
En resumen, podemos concluir que es necesario abordar nuestros aspectos fisicos y mentales con las herramientas terapéuticas pertinentes para luego disponernos a trascender este nivel y elevar nuestro nivel de conciencia con las técnicas apropiadas para el mismo.
John Welwood, toma el tema y menciona directamente los riesgos de dedicar nuestro tiempo y esfuerzo a prácticas espirituales elevadas como la meditación, ciertas lineas yóguicas avanzadas o rituales de carácter chamánico, entre otras actividades, cuando no hemos realizado un mínimo de trabajo terapéutico de orden psicológico.
En este sentido, su advertencia descubre los casos en los que personas que tienen desequilibrios, trastornos o carencias psicológicas estructurales o circunstanciales se meten de lleno en grupos de desarrollo “espiritual” cuando los problemas más básicos en su línea de evolución necesitan atención.
Estos y otros pensadores declaran que solo debe trascenderse un ego cuando éste sea sano y maduro. Si intentamos trascender un ego trastornado y desequilibrado, solo nos estaremos escapando del trabajo pendiente, en el plano que lo requiere, el cual es condición previa para abordar planos mas elevados de conciencia.
La labor de los profesionales que nos encontramos con este tipo de conflictos, debemos cerciorarnos de tener la capacidad y experiencia necesarias para no llegar a confusiones diagnosticas, del tipo de las que Ken Wilber denomina “falacia pre-trans” y que justamente advierte cuando algunas líneas teóricas y los profesionales implicados confunden estados pre-personales de evolución (ej: patologías graves) con niveles de conciencia elevada, propia de quienes han trascendido el nivel personal o del ego.
Será un requisito indispensable ajustar la mirada profesional a este paradigma, de manera amplia, inclusiva de todas las líneas o escuelas psicológicas, ya que todas tienen algo para decirnos sobre un mismo hecho, en cuanto no nos aferremos ciegamente a alguna de ellas como verdades absolutas, lo cual las empobrece y nos limita a la hora de abordar al paciente.


Lic. Fabián López
MN 53284

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