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Este ordenamiento, quizá útil en el desarrollo de la vida cotidiana, prefigura una realidad consensuada, en términos de que es una acción universal en toda la humanidad y nos permite interactuar con los otros y con la naturaleza.
Tal vez sea pertinente abstraer este mecanismo tan incorporado en la vida diaria, tanto ordinaria como académica, en la ocasión de comprender aquellos hechos de lo religioso, planteando la hipótesis de que tales textos, rituales y costumbres han de ser abordados desde una mirada holística, integrada, desprejuiciada (esto es, sin un juicio previo y sin el mentado acomodamiento a las categorías del espacio y el tiempo).
Pretender la confirmación histórica-científica de los libros canónicos, sean del Corán, la Biblia, el Dhammapada, el Gitá o cualesquiera de los hechos referidos en las tradiciones religiosas, su lectura literal, la asimilación concreta de ritos practicados hoy día, desprecia una mirada profunda, trascendente e integrada de saberes muy importantes, que están mas allá de culturas y lenguajes temporales.
Estos saberes, conforman la llamada sabiduría perenne, base subyacente de todas aquellas tradiciones religiosas, filosóficas e históricas.
Su apreciación conceptual enriquece la relectura de todo el acervo religioso disponible, y esto puede realizarse de una manera que las mismas tradiciones postulan: humildad y entrega para dejar de lado los paradigmas temporales y así poder aprovechar lo esencial de sus enseñanzas.
Lic. Fabián López
MN 53284
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