martes, 1 de julio de 2014



Historias de Consultorio 1:

Juan “Magno” y Juan “Laucha”
De la cima…a la sima


Juan llegó a la consulta muy abatido, con la última porción de sus fuerzas para encarar la enésima terapia que lo ayudara con su depresión. Esta palabra-rotulo-etiqueta tan pesada y compleja, se correspondía no obstante con sus manifestaciones frente al terapeuta que lo recibió. Pasados ya los sesenta, Juan relata una juventud de características opuestas a su presente triste, apático y sumergido en un profundo disvalor.
Luego de un par de sesiones del mismo tenor, se produce cierto insight en el terapeuta, algo típico en un encuadre mixturado de escucha profunda y de las resonancias de la propia experiencia de vida del profesional. A un pasado de ganador, Juan le oponía un presente de perdedor, por lo que, en esta ocasión, surgió el siguiente esquema del ciclo vital anímico de Juan.
Tal esquema tenía gráficamente la forma de una sinusoide, esto es, un desarrollo a través del tiempo que arranca de una posición elevada y va decayendo hacia una posición francamente inferior, de la cima…a la sima.
Sin pensarlo demasiado, el terapeuta, que disponía de un pizarrón detrás de su sillón, tomó un marcador, dibujó la sinusoide mientras Juan continuaba con sus lamentos y culpas, y le preguntó: Juan, podría ser esto un esquema válido de como te sentías y como te sentís en las distintas épocas de tu vida?, a lo que Juan contesto que si, sin entender del todo lo que significaba el planteo.
Frente a su débil afirmación, el terapeuta agregó una línea a media altura entre la superior de la sinusoide y la inferior, y volvió a preguntar: Entonces, que podría ser esta línea? Que habría en este nivel?
Inmediatamente, Juan abrió sus ojos, pensó unos instantes y balbuceó: Algo…a mitad de camino parece…creo…
En ese instante muy particular y muy fino dentro del trabajo terapéutico los profesionales debemos medir si el paciente está preparado para enfrentar cierta información sobre si mismo y a la vez arriesgarnos para probarlo con la posibilidad de un darse cuenta sanador y orientador del rumbo terapéutico.
En este caso, y prestándole a Juan algunos recursos simbolizantes sobre su historia, el terapeuta agregó: Quizá el valor real de Juan estaba mas cerca, aún en las distintas etapas de tu vida, de la línea central que de la superior y la inferior…que te parece esto?
En ese momento Juan entrecerró sus ojos para concentrar su pensamiento y asintió en silencio. Luego de unos instantes largos sin pronunciar palabras, ambos retomaron el diálogo y pasaron a considerar otros elementos desde la nueva mirada surgida en el espacio clínico, enriqueciendo un relato hasta entonces unilateral, parcial, pre-construído, distorsionado y viejo…pasando a otro en el que se consideran tanto los hechos pasados como los presentes desde una nueva óptica.
Surgió la idea de descontracturar la sesión proponiendo apodos a esos “Juanes” irreales, llamándolos Juan “Magno” al de la juventud, omnipotente, autorreferente y compensador de una niñez carente de afecto y desnutrida emocionalmente. Y Juan “Laucha” a este hombre maduro disvaluado por si mismo, ciego a sus logros y potencialidades.
Claramente, ambas autoimagenes, mas allá de ser limitantes y patológicas, fueron también la mejor respuesta a los diferentes momentos de la vida de Juan, por lo cual desterrarlas no es nunca una tarea fácil.
Este toque de humor en la adjudicación de apodos, intentaba desarmar viejas creencias, dolidas miradas sobre su historia y en parte lo logró ya que posicionó al Juan actual en otra platea desde donde mirar el curso de su vida.
Ahora el paciente dispone de alternativas resignificantes, ricas y creativas a la hora de mirarse, valuarse y conocerse, lo cual redunda en posibilidades infinitas desde lo terapéutico y desde el enfoque personal que cada uno tiene sobre su historia y su percepción de la realidad.
La tarea pendiente de Juan, como la de muchos pacientes con vocación de autoconocimiento, es la de trabajar los hechos desde una lente mas limpia de máscaras, disfraces, identificaciones, mandatos y de “suciedades” implícitas en la subjetividad.

Lic. Fabián López
MN 53284

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